miércoles, 29 de junio de 2016

Microcosmos

De modo introductorio se requiere una introspección a los hábitos cotidianos del habitar, de la experiencia personal del lector en relación con la cocina.

Este espacio se convirtió en un símbolo para nuestra sociedad. Es la representación físico espacial de encuentros sociales, el elemento vital de la vivienda familiar, anfitrión del objeto vivienda, el punto focal de la vida doméstica. Espacio indispensable para la vida en familia.
Además de ser el sector destinado para la producción de alimentos, allí se revela la intimidad familiar, los días trascienden en ese espacio, haciendo caso omiso al resto de la disposición ambiental. Se podría desojar la vivienda ya que, se podría considerar, que toda conexión sensible se concentra en la cocina.

Estando así cargada de simbolismo y calidez, dado a su escala, relación maternal, o composición espacial se profundiza sobre las individualidades que la dotan de carácter e identificación sociocultural dentro de un recorte temporal característico en la vida moderna del hombre.

Se ponen en debate la casa Curuchet y la Casa Caveri, ambas desarrolladas en la década del 50 en Buenos Aires. Son representantes y conductoras de distintas culturas y movimientos modernos que regían en la época.
Éstas son analizadas mediante la desnaturalización del espacio tomando sus aspectos simbólicos y sociales.


El espacio designado como cocina no posee carácter natural, carece de significado inherente. Por el contrario, se establece mediante la dosificación de artefactos funcionales en concordancia con el uso del espacio.
Este mismo va adquiriendo confort a lo largo de la evolución en su historia. Los artefactos provistos para el microcosmos van ganando carácter, liviandad, sofisticación, durabilidad, e imprescindiblemente eficiencia. Apuntando a la gradual celeridad en su proceso histórico.
En estos casos, la mujer, “dueña” de dicho espacio, ya no pasaba la mayor parte  del tiempo accionando y trabajando con estos artefactos, sino que salía de la vivienda, su trabajo lo tenía fuera, y debido a que los tiempos apremiaban, los artefactos tenían que dar respuesta a ello.

El destino funcional del espacio está dado por el mueble, por aquellos objetos que colaboran con la especificidad del espacio, no tanto así por lo inmueble tratándose éste por su composición estructural, cantidad de aberturas, tipo de losas, entre otras características arquitectónicas. Roberto Doberti sostiene que la composición del espacio vivido doméstico, se compone no sólo de la arquitectura, sino que se completa con los utensilios y objetos de uso familiar.
Imaginemos un instante, que expropiamos estos objetos del espacio contenedor,  para reubicarlos en otro con distintas características estructurales o sin ellas; ¿el espíritu cocina seguiría vigente? Si disponemos de un suministro eléctrico, tratándose de artefactos, la función de estos seguiría vigente. Por lo tanto, un canasto, más un anafe, en medio del campo, sin parámetros estructurales, ¿se reconstruye el espacio cocina? .

“Banham observa en la tradición residencial americana (…) < Cuando tu casa contiene tal complejidad de tuberías, conductos, chimeneas, cables, luminarias, tomas, extractores, hornos, fregaderos, trituradores de residuos, altavoces de alta fidelidad, refrigeradores, calentadores…, cuando contiene tantas instalaciones que el equipamiento puede mantenerse por sí sólo, sin necesidad de apoyarse en la casa, ¿para qué tener una casa que lo contenga ?>”  (Herreros)
“La cocina es caracterizada como un espacio de máxima eficiencia regido por una triple exigencia: economía de espacio, economía de tiempo y economía de movimientos” (Aliata, 2004)
Se dan varias tipologías de cocina, las cuales se enlazan y responden a la cultura en la cual se alberga. Su composición estructural, su desplazamiento en el espacio, la disposición de los objetos varía de acuerdo al estilo de vida que albergue, la higiene, el ejercicio físico, la relación con los demás, el trabajo, el tiempo libre, y los hábitos culinarios. “El  ámbito doméstico y sus sitios, es donde en nuestra sociedad occidental, Latinoamericana, y Argentina se produce con más fuerza el encuentro entre objetos de producción industrial y prácticas sociales” (Iglesias, 2011)

(Imagen 1)

Desnaturalización del Espacio Cocina
Cocina Curuchet

 En aquellos tiempos, para el Movimiento Moderno, las espacialidades se basaban específicamente en la funcionalidad, donde la forma queda al servicio de la función, como sostenía el experimentado Le Corbusier “La arquitectura es espacio, ancho, profundidad, y altura, volumen y circulación (…) Todo está en la planta y en el corte” (Corbusier, 1961) 

En el caso de la casa Curuchet, implantada entre 1949/1954 en la ciudad de La Plata para una familia tipo.

El microcosmos en esta obra se encuentra relegado más precisamente al área de servicios, contenida estructuralmente por muros, y seccionada por funciones. 

Este mecanismo para la producción de alimentos sectoriza sus inter-espacios de acuerdo a la función a realizar. Simula una producción en serie, materializada para la vivienda familiar. 
Los muebles que la arquitectura propone, siguen la linealidad funcionalista del movimiento, concuerdan con alturas y proporciones cómodas para la racionalización del movimiento del habitante estudiadas por el proyectista. Estos muebles devenidos en inmuebles son de acabado pulido, ningún mueble en la cocina laboratorio presenta porosidades o posibles superficies a corroer con el uso y el tiempo. Esta estética se respeta en la totalidad de la obra, ya que por ejemplo, los muebles del lavadero que se encuentra en el subsuelo, están comprendidos por las mismas características de los muebles de cocina, lo que refuerza aún más, el criterio de estandarización que representa a tal Movimiento.
Observando el espacio resultante de este inmueble devenido en mueble y analizando su disposición espacial, se procede en el habitar del microcosmos mediante la ejecución de medidas mínimas para el paso, movimientos mecánicos de materia culinaria, ya sea reclinarse, circular con bandejas porta platos o elementos calientes. 

“De acuerdo con una definición clásica de  Sigfried Gideon, el concepto de cocina laboratorio obedece a tres principios básicos de diseño: 
-División en centros de trabajo (almacenaje y conservación; limpieza y preparación; cocinado y servicio)
- Superficies de trabajo continuas, sin variaciones de altura en su plano
- Unión de los utensilios y enseres con su lugar de utilización.” (Aliata, 2004)

Partiendo de esto, el espacio se disecciona en: 
-Almacenamiento: composición de elementos que comprende una sub-pieza dentro de la composición espacial.
La alacena voladora se destina a un alcance equidistante desde cualquiera lateral. Se ubica a 1.60 metros aproximadamente del suelo y tiene accesibilidad únicamente por el lado del ingreso al ambiente con puertas corredizas ya que desde el interior de la cocina lo impide una tapa ciega. Esta proyección de mueble retoma la concepción de la cocina como laboratorio, propone un recorrido y sistematización de tareas. Materialmente está ejecutado con madera lacada con acabado en color celeste. Este mismo, refleja sensación de calidez y analogía con la tierra. Aunque así su exterior responde más a una imagen industrializada, estandarizada.
 También cuenta con un espacio de guardado empotrado en la pared, oculto. De igual materialidad que el anterior.
 Estos muebles más el artefacto heladera comprenden un micro espacio dentro del cosmos. Lo particular de esto, es que la heladera se encuentra en extrema cercanía con área de fuego, fusionando así, los dos artefactos imprescindibles para el acto de cocinar referenciando el pensamiento funcionalista ortodoxo.
 En la esquina de este sector, donde los tres elementos se agrupan, no se pueden abrir las puertas al unísono. Las tareas a realizar se deben segmentar y ordenar

(Imagen 2)

-Preparación: morfológicamente esta pieza se encastra con la anterior, para optimizar su funcionalidad y celeridad. Está compuesto por dos cuerpos individuales, donde cada uno guarda distintas características.
El que compone la pileta de lavado es de acero inoxidable, material noble para la producción de alimentos, optimo en cuestiones de higiene y presenta medidas estandarizadas que promueven la actividad 
de la fabricación de comida. Debajo de la mesada de trabajo se ubica un lugar de almacenaje para esta zona de lavado, ya no de alimentos, sino de productos abastecedores para tareas afines. De todos modos, la materialización y estética aportante es igual al resto de la vivienda. No hay distinciones en cuanto a elementos a guardar.
 El restante, es una mesada de mármol, ubicada debajo del lugar de guardado en voladizo ya descripto. En cuanto a su funcionalidad, la altura de la alacena se superpone con la altura del usuario, generando dificultades para el uso apropiado del mismo. 
El mármol es funcional para dicha actividad, guarda características de rigidez, durabilidad. Las proporciones son similares, y no dista mucho del elemento que lo enaltece por encima.
 Ambos elementos en simultaneo son los destinados a seccionar las zonas de trabajo. Divide la sección cocción por un lado, conformando el núcleo de la cocina ensimismada, y por otro, la sección producción en la mesada misma abasteciéndose de tal alacena en altura, en este período de pre-cocción del alimento; en cercanía al paso de este ambiente al salón comedor, intermediado por una antesala 
-Servicio: El período de cocción se lleva a cabo en lo que está comprendido como el núcleo de la cocina. Apartado radicalmente de lo que sería el salón comedor.
 El artefacto para cocinar no cuenta con mesada de apoyo para las sucesivas maniobras que se realizan en estos espacios de fuego. Se respalda sobre un muro ciego y macizo, y dicho artefacto nuclea todos los accionares posibles a elevar sus temperaturas si así se requiriera. Por la superficie presenta hornallas, y en su parte inferior, cuasi lugar de guardado, se halla un horno cocina. Este tipo de accionar dispone de mayor amplitud espacial debido a los movimientos que se requieren para poder accionar el artefacto. 
Una vez concluido con el uso del espacio a fin, se abandona el núcleo del microcosmos para llegar al salón comedor, sin antes haber atravesado el sector de producción y 
la sala articuladora entre este microcosmos laboratorio, y el lugar de exposición y acabo del ejercicio. 

 Dicho mecanismo ambiental refleja la  disposición de una cocina ensimismada, introspectiva. Esto es potenciado, tanto como el concepto de espacio mecánico, por las características de los azulejos que lo revisten. Su aspecto formal describe azulejos cerámicos de color blanco, seccionados en cuadrados de 10 cm de lado; lo que le  aporta al espacio una sensación de actividad en serie cuasi fabril, sistematización de actividades
La arquitectura, al menos en este espacio, pretende barrer con todas las necesidades que el usuario plantee a lo largo de su vida, busca ser la respuesta a todo lo que ella contenga. El proyectista propone y dispone la manera de habitar en dicha vivienda. 
El inmueble abarca todos los rincones quitándole lugar a los artefactos que allí se puedan adosar para  optimizar diversas funciones.
Dado a estas características espaciales, se estima que la vida social, la reunión familiar pasa por fuera de este microcosmos, quedando así, sólo como espacio de producción. 

(Imagen 3)

Cocina Caveri 

En la década de 1950 en la Argentina se expresaba el Casablanquismo, una corriente revisionista del movimiento moderno internacional. Se produce un punto de inflexión, al entender que los productos arquitectónicos del Movimiento Moderno son objetos para ser contemplado desde fuera y no como objetos contenedores con sentido de la actividad interior.
La funcionalidad de las viviendas se resuelve según las necesidades de cada usuario, pero a partir de espacios flexibles que permitan los necesarios cambios de uso a través del tiempo. Esto lleva a una reinterpretación del movimiento moderno traduciéndolo a nuestro medio físico y social.

Los recintos se resuelven interconectados por diferentes inter-niveles e integrados visualmente por vanos y ventanas interiores produciendo una continuidad espacial.
    
  A modo de ejemplo la casa Caveri ubicada en el barrio de Trujui, Moreno, construida en el año 1959  para una familia tipo.  La cocina compone un espacio integrado a otros usos de la vivienda, se  consolidan todas las operaciones de  producción de alimentos y de  servicio en un único espacio. Esta supone una revisión del concepto de cocina laboratorio, en donde se produce “un desdoblamiento del lugar de comer dando como resultado un comedor diario que reemplaza a los anexos de la cocina” (Aliata, 2004). Es un espacio que carece de muros divisorios articulando sus funciones mediante el manejo del mueble de la vivienda, generando así un único espacio para la producción. 
La morfología de dicha cocina, se confecciona de manera que los muros portantes, de gran espesor, da como resultado un espacio que se transforma en mueble que podría funcionar tanto como  albergue de alimentos o un mobiliario. Se dispone un desdibujamiento del límite que hace difícil distinguir donde empieza un espacio  y termina el otro. 
 “Los espacios interiores de la arquitectura son de alguna manera consecuencia de extender al interior la técnica de lo externo, a la vez los espacios exteriores son el resultado de la prolongación inevitable de la arquitectura como paisaje.” (Caveri)
Tomando en cuenta las palabras de Guideon, partiremos de ellas para analizar este movimiento crítico del Modernismo. 
Dicho espacio presenta un lugar para: 
-Almacenamiento: en este microcosmos se presentan 3 variedades, uno de ellos es el bajo mesada, la cual toma las idénticas dimensiones de la mesada  y se desarrolla desde allí hasta el piso, forma parte del inmueble ya que esa empotrado y este mismo se compartimenta en divisiones de un metro aproximadamente desde la cual se accede por el frente, impulsando desde la manija hacia afuera. Está materializado en madera con terminaciones metálicas. 
Con estas mismas características se dispone  una alacena, ubicada por encima de la línea visual del usuario hasta el techo. Se establecen medidas más reducidas que la estándar debido a que la escala que propone el microcosmos  es menor que las industrializadas. La misma es una reproducción del bajo mesada. 
Se termina de gestar un micro-espacio, con las proporciones del espacio totalizador, en tanto el artefacto heladera ingresa para cerrar este ciclo. La misma dispone de un pequeño sub-espacio enmarcado y especificado por el proyectista. Tanto así,   que se lo considera inmueble.  

-Preparado: Morfológicamente esta pieza se sublima con la anterior ya descripta. El espacio de preparado, mesada, yace por encima del bajo mesada. Éste compone una superficie continua del mismo nivel, respaldándose sobre un muro macizo y ahuecado  que da hacia el exterior de la vivienda. Está interrumpido por la pileta de lavado, ubicada frente a la ventana, que despliega hacia ambos lados, superficie de trabajo. La misma, se apropia de la totalidad del espacio, generando amplia superficie de trabajo en madera, la cual está tratada para cumplir los requisitos necesarios de dicha labor.
Todos los muebles de la vivienda están ejecutados del mismo material, respeta gama de color y texturas, dando como acabado y reafirmando el símbolo que conlleva la Comunidad Tierra.

-Servicio: El sector del fuego continúa con la lógica del desdoblamiento de la mesada a lo largo del microcosmos. Acompaña este recorrido respaldado por un muro ciego y macizo, y se unifica con el mueble bajo mesada, generando así una continua superficie de trabajo, sin distinguir que éste artefacto genera calor. Lo cual propone una subdivisión del espacio de producción por sobre la mesada, en forma análogo a una cadena de montaje que se da por concluida con la cocción de los alimentos, y siguiendo con esta inercia direccionada de la cadena se atraviesa una antesala virtual, para luego así, concluir la celebración en la mesa comedor.

Los tres componentes significativos para el hábito de cocinar, se encuentran casi de forma equidistante, formando una triangulación de trabajo, lo que se considera que proporciona eficiencia y confort, generando un espacio imprescindible para el preparado de los alimentos. 
Los muebles que se proponen en el espacio, poseen alturas y proporciones adecuadas para la racionalización del movimiento del usuario. Los espacios resultantes representan el estudio y la familiarización con los movimientos a realizar por el usuario. Lugar de circulación, paso, manejo de artefactos o bandejas porta platos. 
Todos ellos fueron fabricados para el lugar y precisamente la función que iban a desarrollar. 
Dado a estas características espaciales, el usuario se convierte en el centro simbólico de este espacio tanto doméstico como social. Se estima que la reunión familiar pasa por dentro de este microcosmos, integrando el espacio de producción con la vida social, característica significativa en nuestra cotidiana vida doméstica dentro de nuestra cultura. Lo que deja de manifiesto el claro pensamiento del arquitecto:
“Desde luego nuestra historia no la vamos a realizar en forma arbitraria, sino que la vamos a hacer en las condiciones entregadas por el pasado, en el cual la influencia europea es enorme. Pero vamos a hacer nuestra propia historia (…)” (H3)

Híbridos
Se analiza el espacio cocina de la vivienda, capturada como un microcosmos del espacio totalizador. Para ello se tienen en cuenta aspectos simbólicos y sociales mediante la desnaturalización del espacio.
Es relevante el hecho de extrapolar una manera de habitar al unísono de la forma de configurar el espacio. Ambos aspectos están cargados de cuestión social, cultural, geopolítica.  Si bien gestan dos tipologías distintas del espacio cocina, que devienen desde distintas raíces, ambas son superpuestas en una misma época y contexto social, por lo que son atravesadas en simultáneo por sujetos que adquieren los mismos artefactos sin distinción de tipología mediante una relación kitsch.
¿La cocina puede darse en otro espacio?, ¿es precisamente un espacio?, ¿el artefacto reproduce una espacialidad?, si del inmueble extraemos los muebles y los situamos en otra estructura configurativa o carente de ella, ¿se reconstituye el espacio cocina? 
¿Qué sucede al imaginar la configuración estructural, el inmueble, de la cocina Curuchet con los artefactos y muebles de la cocina Caveri? y viceversa, ¿cambia su función? ¿Adquiere otro ritmo espacial? ¿Llega a reconfigurar la totalidad de la obra o solo afecta a dicho espacio y espacios circundantes?. 

         
                                    
1. Cocina Curutchet



2. Fotografía- sector heladera y cocina. Casa Curuchet, habitada por la familia


3.Fotografía actual. Espacio de producción


4.Planta arquitectura – casa Caveri

5. Corte Casa Caveri. Atraviesa cocina comedor, living, dormitorio


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